jueves, 9 de enero de 2014

Periodismo oficial y periodismo militante

HOY ESTOY REDUNDANTE CON ESTO DEL PERIODISMO, PERO LA SEGUIMOS SI?

Periodismo oficial y periodismo militante



La credibilidad periodística sólo se construye en el ejercicio honesto y sistemático de la crítica y en la búsqueda de la verdad

La última declaración del grupo de intelectuales kirchneristas denominado "Carta Abierta" realizó un valioso aporte al debate público. Denominó "periodismo oficial" a la red de empresas periodísticas que dependen para subsistir de la pauta publicitaria del Estado. Era hora de que, desde las inmediaciones del poder, se designara con el término adecuado a esa cadena de medios que prospera a la sombra del Gobierno.
La fórmula "periodismo militante", que se utilizó hasta el hartazgo, era no sólo incorrecta, sino injusta. El periodismo militante, de larga tradición, es el que cultivan todos aquellos que, corriendo riesgos económicos y, muchas veces, políticos, fundan un órgano de prensa para defender una idea, una concepción del mundo. La cultura política occidental debe muchísimo a ese periodismo que enriquece el debate ofreciendo una visión de la realidad desde un punto de vista explícito. Muchos diarios nacieron al amparo de ese impulso, la mayoría de las veces para expresar a partidos políticos o núcleos ideológicos.
Sería engañoso y, sobre todo, mezquino para esa noble tradición, extender la calificación "militante" a diarios, radios, páginas de Internet o canales de TV que sólo se proponen como órganos de propaganda del Gobierno. A diferencia del anterior, este género se alimenta del dinero de los contribuyentes y, en vez de elaborar una imagen propia de la vida pública, reproduce la que le indican desde las oficinas de la burocracia. Para esta forma de divulgar los slogans del poder resulta mucho más ajustada la expresión "periodismo oficial".
El kirchnerismo creó, y alimenta con recursos del Estado, un grueso anillo de medios destinados a hacer campaña en favor de sus decisiones y, sobre todo, en contra de las posiciones ajenas. Esa maquinaria es tan grande que amenaza con ser un verdadero monopolio. En el centro de esa red está el Grupo Veintitrés, liderado por Sergio Szpolski, que incluye Radio América, CN23, varios diarios como Tiempo y El Argentino, y las revistas Veintitrés, Forbes y Newsweek.
El grupo Szpolski mantiene vidriosas vinculaciones con el aparato de inteligencia del Estado. Su gerente financiero es Juan José Gallea, quien ocupó la Dirección de Finanzas de la ex SIDE durante la presidencia de Fernando de la Rúa. Gallea ocupaba ese cargo durante el episodio de presuntas coimas pagadas en el Senado. El juicio oral y público por ese caso se está llevando adelante en estos días. Al cabo del primer cuatrimestre de este año, el grupo Szpolski se benefició con un incremento del 114% de publicidad oficial respecto del mismo período de 2011.
El Grupo Uno, con sede central en Mendoza, es el segundo conglomerado del país si se lo mide por su volumen. Pertenece al ex diputado y ex ministro del Interior de Carlos Menem, José Luis Manzano, y al empresario Daniel Vila. Manzano y Vila enfrentaron con dureza la ley de medios porque su vigencia los obligaría a desprenderse de algunos medios. Pero hoy constituyen otra de las plataformas de comunicación del oficialismo. El aumento de la publicidad oficial para este grupo, si se compara el primer cuatrimestre de este año con el mismo período del año anterior, fue del 847 por ciento.
La solidaridad del Gobierno con estos pseudoempresarios no sólo se refleja en la distribución de publicidad. Manzano y Vila consiguieron en diciembre pasado que la Gendarmería ingresara en la sede porteña de la empresa Cablevisión, del Grupo Clarín, para hacer cumplir una orden de un cuestionado juez federal de Mendoza por una causa originada en Salta.
El Gobierno consolidó también su gravitación en el denominado Grupo Hadad (C5N, Radio 10 e Infobae). El zar del juego Cristóbal López, beneficiario de innumerables decisiones oficiales de la Presidenta y de su fallecido esposo, ingresó en esa empresa contrariando algunas cláusulas de la ley de servicios de comunicación audiovisual impulsada por el kirchnerismo, entre ellas la que impide que un operador de servicios públicos sea licenciatario de medios de comunicación.
En la misma transgresión incurren Gerardo Luis Ferreyra y Osvaldo Acosta, dueños de Electroingeniería, habitual adjudicataria de obras públicas. Ferreyra -antiguo amigo del titular de la Secretaría Legal y Técnica, Carlos Zannini-y Acosta compraron Radio del Plata a fines de 2008. Desde entonces, la audiencia de esa emisora fue perdiendo oyentes, pero ganando publicidad del Estado.
Hay casos de periodismo oficial que son llamativos no por su dimensión sino por sus procedimientos. Es el caso de Debate, la revista que dirige Marcelo Capurro, que promueve la imagen de Miguel Galuccio y ejerce una vocería informal de su gestión al frente de YPF, cuya área de comunicación está a cargo de Doris Capurro, la esposa del director. Esta inquieta socióloga dirige, además, la encuestadora Ibarómetro, que fue la más entusiasta divulgadora de los espectaculares rangos de adhesión que obtuvo la Presidenta con la confiscación de la petrolera. ¿Dónde se publicaron los datos del sondeo? En Debate, claro.
Un capítulo aparte merece el diario Página/12, que ha visto caer sus ventas casi diez veces desde sus mejores tiempos, cuando era dirigido por Jorge Lanata, y sin embargo nunca recibió tanta publicidad oficial como en los últimos años.
Como en otras áreas de su actuación, en el campo mediático el Gobierno prefiere no quedar limitado al aparato de comunicación, de por sí elefantiásico, con que cuenta el Estado. Prefiere constituir, con fondos públicos, una cadena paraestatal. Ese método presta sus mejores servicios cuando el kirchnerismo decide vituperar a un "enemigo". Es el momento en que esa red de diarios, portales digitales, radios y canales de TV funciona como una gran maquinaria de difamación.
El ataque desde el poder estatal pretende enmascararse como un ejercicio crítico de la prensa. El método reproduce en el campo de la información el formato utilizado por los Kirchner en Santa Cruz, y también en la escala nacional, como se verificó en el conflicto del campo, cada vez que se encontraron ante una protesta popular; no sería la policía sino grupos paraoficiales de civiles los que actuarían como fuerza de choque. La imagen de un gobierno que reprime a los disconformes intenta ser sustituida por la de una saludable confrontación entre iguales en el seno de la democracia. Del mismo modo, la intimidación mediática que ejerce el Gobierno, que es una forma de censura, pretende ser presentada como un debate entre medios de comunicación privados.
Este curioso "periodismo de amigos" que tanto se ha extendido bajo la actual administración presenta límites imposibles de ser superados. El más evidente es que ninguna de las empresas de esta cadena oficial ha conseguido producir un éxito editorial. Con la promesa de que ofrecerán a la Presidenta un escuadrón agresivo y eficiente en su guerra contra la "corporación mediática", que es como llaman al periodismo profesional, le arrancan más y más recursos al Estado. Pero a la hora de cumplir con lo pactado, defraudan a su amo, porque carecen de lectores y de audiencias interesados en su mensaje.
No hay novedad en el fenómeno. Muchos gobiernos anteriores al de los Kirchner cayeron en la trampa con la misma ingenuidad. En su obstinación por combatir una visión independiente de la realidad, perdieron de vista que la esencia del oficio periodístico es la credibilidad. Y que esa credibilidad sólo se construye en el ejercicio honesto y sistemático de la crítica. Esta es la barrera que ningún proceso autoritario ha podido derribar.

En año de elecciones, un discurso que vale

En año de elecciones, un discurso que vale




La carencia de tiempo y el uso que se hace en ámbitos laborales y académicos ha hecho que el blog quede desactualizado por mucho tiempo. El ritmo vertiginoso que tenía a fines del año pasado ha descendido bastante a comienzos de este año, por lo que espero que esto no haya causado frustración en los lectores.

En tiempos de elecciones, nada mejor que un buen discurso para entretenerse. El que está a continuación pertenece a uno ficticio, que el escritor Roberto Arlt tituló El discurso que tendría éxito. (Cualquier semejanza con la realidad NO es pura coincidencia).

"Señores:

Aspiro a ser diputado, porque aspiro a robar en grande y `acomodarme' mejor. Mi finalidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundido las anteriores administraciones de compinches sinvergüenzas; no, señores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosamente, deseo contribuir al trabajo de saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración noble que ustedes tienen que comprender, es la más intensa y efectiva que guarda el corazón de todo hombre que se presenta a candidato a diputado.

Robar no es fácil, señores. Para robar se necesitan determinadas condiciones que creo no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden, señores. En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy, señores.

Saber venderse oportunamente, no desvergonzadamente, sino 'evolutivamente´. Me permito el lujo de inventar el término, que será un sustitutivo de traición, sobre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo e ímprobo, porque tengo entendido, caballeros, que nuestra posición, es decir, la posición del país, no encuentra postor ni por un plato de lentejas en el actual momento histórico y trascendental.

Y créanme, señores, yo seré un ladrón, pero antes de vender el país por un plato de lentejas, créanlo..., prefiero ser honrado. Abarquen la magnitud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a diputado.

Cierto es que quiero robar, pero ¿quién no quiere robar? Díganme ustedes quién es el desfachatado que en estos momentos de confusión no quiere robar. Si ese hombre honrado existe, yo me dejo crucificar.

Mis camaradas también quieren robar, es cierto, pero no saben robar. Venderán al país por una bicoca, y eso es injusto. Yo venderé a mi patria, pero bien vendida. Ustedes saben que las arcas del Estado están enjutas, es decir, que no tienen un mal cobre para satisfacer la deuda externa; pues bien, yo remataré al país en cien mensualidades, de Ushuaia hasta el Chaco boliviano, y no sólo traficaré el Estado, sino que me acomodaré con comerciantes, con falsificadores de alimentos, con concesionarios; adquiriré armas inofensivas para el Estado, lo cual es un medio más eficaz de evitar la guerra que teniendo armas de ofensiva efectiva, le regatearé el pienso al caballo del comisario y el bodrio al habitante de la cárcel, y carteles, impuestos a las moscas y a los perros, ladrillos y adoquines...

¡Lo que no robaré yo, señores! ¿Qué es lo que no robaré?, díganme ustedes. Y si ustedes son capaces de enumerarme una sóla materia en la cual yo no sea capaz de robar, renuncio ipso facto a mi candidatura...

Piénsenlo aunque sea un minuto, señores ciudadanos. Piénsenlo. Yo he robado. Soy un gran ladrón. Y si ustedes no creen en mi palabra, vayan al Departamento de Policía y consulten mi prontuario. Verán qué performance tengo.

He sido detenido en averiguación de antecedentes como treinta veces; por portación de armas -que no llevaba- otras tantas, luego me regeneré y desempeñé la tarea de grupí, de "claque", rematador falluto, corredor, pequero, extorsionista, encubridor, agente de investigaciones, ayudante de pequero porque me exoneraron de investigaciones; fui luego agente judicial, presidente de comité parroquial, convencional, he vendido quinielas, he sido, a veces, padre de pobres y madre de huérfanas, tuve comercio y quebré, fui acusado de incendio intencional de otro bolichito que tuve...

Señores, si no me creen, vayan al Departamento... verán ustedes que yo soy el único entre todos esos hipócritas que quieren salvar al país, el absolutamente único que puede rematar la última pulgada de tierra argentina... Incluso, me propongo vender el Congreso e instalar un conventillo o casa de departamentos en el Palacio de Justicia, porque si yo ando en libertad es que no hay justicia, señores..."

Entrevista con Víctor Hugo Morales

Entrevista con Víctor Hugo Morales


La espera se hace larga mientras Víctor Hugo Morales es entrevistado por tres jóvenes en su oficina del cuarto piso de Radio Continental. No dura mucho tiempo ese reportaje, quizá diez minutos, pero se hacen eternos. Afuera esperan también otros dos periodistas de una agrupación judía denominada Conmigo no, Bergman y del diario Miradas al Sur.

A las 17.30 se abre la puerta y pasamos Alejandro Caminos y yo. Apenas después del cordial saludo, Víctor Hugo, asistido por su hermano y otro colaborador, que le preparan el mate y ordenan algunos de sus papeles, atiende el llamado de colegas mexicanos. 

En una entrevista concedida a Tiempo Argentino durante noviembre de 2010, usted dijo: “No me interesa señalar a los soldados de Clarín, sino a los generales como (el director ejecutivo del Grupo Clarín, Héctor) Magnetto”. ¿Cómo es su relación con los periodistas de ese grupo? 

Con Nelson Castro tengo un afecto que no decrece. Puede ser que con los periodistas en particular me resulte mucho más fácil, porque no veo lo que hacen en esos medios, excepto TN. Si no escucho a alguien no me enojo, en caso de que eso pudiese ocurrir. 

La revista Noticias lo consideró “el peor periodista de 2010”. ¿Por qué cree que una editorial (Perfil) para la que trabajó hasta hace unos años ahora intenta desprestigiarlo? 

Me fui de Perfil por una traición ética, como un caballero, sin decir porqué me había ido. Di lo mejor de mí y fui crítico de (el presidente de la AFA, Julio) Grondona y de la estafa de Clarín y Torneos y Competencias con el fútbol, hasta que un mal día ese diario publicó una nota en la que se decía todo lo contrario a lo que siempre propuse. (El director de la Editorial Perfil, Jorge) Fontevecchia sintió que tuve una actitud de desprecio –efectivamente fue así- y, aunque intentó reincorporarme, me ve como un enemigo. 

¿Qué es lo que más le molesta de las operaciones mediáticas que pretendenensuciar su nombre? 

No poder equilibrar la fuerza que tienen, estoy siempre en desventaja. No tengo cómo rebatir sus palabras en igualdad de condiciones. De todas maneras he tenido mucha suerte, porque ClarínLa Nación y Perfil están en sus peores niveles de credibilidad, y eso sirvió como paraguas. La gente levantó sus defensas con respecto a las mentiras de esos medios. 

En su autobiografía Víctor Hugo x Víctor Hugo, publicada en octubre de 2009, afirma que el periodismo “tiene que ser necesariamente opositor”. ¿Se puede estar de acuerdo entonces con programas como 6, 7, 8 o con “periodistas militantes”? 

Sí, porque la oposición que yo definía en ese momento era la política. Las circunstancias transformadoras de estos años nos demostraron que el único poder no es el del gobierno. Soy opositor al gran poder, que es Clarín, los medios dominantes y las corporaciones. Sin embargo sigo pensando de la misma manera: hay que mantener distancia de los protagonistas. Toda relación que uno tiene con ellos, nos debilita. 

Muchas veces señaló que no es bueno el reparto de publicidad oficial. ¿Cómo podría ser más justo? 

Es difícil determinarlo. Lo seguro es que no se le puede dar más a los que más tienen. Siempre he querido que no exista la publicidad oficial, pero hay otras variantes. No caben dudas de que este gobierno no fijó una doctrina respecto a ese tema, fue uno de sus peores manejos. Todavía espero que establezcan un método. 

El viernes 17 de junio le entregó el premio Rodolfo Walsh a Hebe de Bonafini en La Plata. ¿Por qué Patricia, la hija de Rodolfo, se opuso a esa distinción? 

Por pertenencia, porque el contexto político y periodístico le hizo pensar que Bonafini está mal vista por una parte importante de la sociedad y ella siente que el apellido de su padre es rozado en su dignidad por la entidad de quien recibe el premio. Discrepo con esa opinión, pero la respeto. Hebe es una gran luchadora y una muy buena persona.

Los medios oficialistas y opositores

Los medios oficialistas y opositores


El portal Seprín publicó hoy un artículo en el que informa que el Gobierno Nacional habría comprado el canal Telefé y estaría buscando quedarse con la encuestadora Ibope. Si esto es verdad, es contradictorio que el Gobierno, en disputa con el Grupo Clarín y defendiendo a ultranza el artículo 161 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que prevee la reducción de buena parte de las licencias de Clarín, siga acumulando medios afines.

Sobre el final de la nota, Seprín enumera los medios "del Estado". Por consiguiente, abajo enumeraré algunos de los medios oficialistas y opositores más importantes.

Medios oficialistas:

DiariosPágina 12 - Grupo Szpolski: (Tiempo Argentino - El Argentino - Buenos Aires Económico - Diagonales (La Plata) -  Semanario Miradas al Sur).

Revistas: Grupo Szpolski: (Veintitrés - Veintitrés Internacional - Newsweek - 7Días - Asterisco - Contraeditorial); Sueños compartidos (de Madres de Plaza de Mayo) -Caras y Caretas.

AudiovisualesLa TV Pública (Canal 7) - Productora PPT (Pensado para Televisión): Programas 6, 7, 8 (en la TV Pública) - TVR y Duro de Domar (en Canal 9) -Radio Nacional - Radio América - Radio Del Plata - CN23  (no emitido por Cablevisión, empresa proveedora de cable del Grupo Clarín) - Agencia de noticias Télam.

Medios opositores:

Diarios: Grupo Clarín: (Clarín - La Razón) - La Nación - Semanario Perfil - Ámbito Financiero - El Cronista Comercial.

RevistasNoticias.

Audiovisuales: Grupo Clarín: (Canal 13 - TN - Radio Mitre - FM 99.9 La Cien) - Canal América - Canal 26 - Canal Metro.

miércoles, 8 de enero de 2014

José Hernández y su gaucho Martín Fierro




José Hernández y su gaucho Martín Fierro


JOSE HERNANDEZ

El 10 de noviembre se conmemora en nuestro país el día de la tradición, en homenaje a José Hernández, autor del Martín Fierro, quien nació en esta fecha en 1834. A continuación transcribimos una carta de Hernández al editor de la primera edición José Zoilo Miguens, donde el autor del célebre poema pone de manifiesto sus intenciones al retratar a este gaucho de las Pampas con sus arrebatos e impulsos, sus vicios y virtudes, sus preocupaciones y desencantos.

Fuente: José Hernández, Martín Fierro, estudio premilitar por Carlos Alberto Leguizamón, Editorial Kapelusz, Buenos aires, 1953.

Carta de José Hernández al editor don José Zoilo Miguens 

Querido amigo: 

Al fin me he dedicado a que mi pobre Martín Fierro, que me ha ayudado algunos momentos a alejar el fastidio de la vida de hotel, salga a conocer el mundo, y allá va acogido al amparo de su nombre.

No le niego su protección, Usted que conoce bien todos los abusos y todas las desgracias de que es víctima esa clase desheredada de nuestro país. 

Es un pobre gaucho, con todas las imperfecciones de forma que el arte tiene todavía en ellos, y con toda la falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica, descubriéndose frecuentemente entre ellas, apenas una relación oculta y remota. 

Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara el carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expresarse que les es peculiar, dotándolo con todos los juegos de su imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arranques de su altivez, inmoderados hasta el crimen, y con todos los impulsos y los arrebatos, hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado. 

Cuantos conozcan con propiedad el original, podrán juzgar si hay o no semejanza en la copia. 

Quizá la empresa habría sido para mí más fácil y de mejor éxito, si sólo me hubiera propuesto hacer reír a costa de su ignorancia, como se halla autorizado por el uso, en este género de composiciones, pero mi objeto ha sido dibujar a grandes rasgos, aunque fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus virtudes; ese conjunto que constituye el cuadro de su fisonomía moral, y los accidentes de su existencia llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras y de agitaciones constantes. 

Y he deseado todo esto, empeñándome en imitar ese estilo abundante en metáforas, que el gaucho usa sin conocer y sin valorar, y su empleo constante de comparaciones tan extrañas como frecuentes; en copiar sus reflexiones con el sello de la originalidad que las distingue y el tinte sombrío de que jamás carecen, revelándose en ellas esa especie de filosofía propia que, sin estudiar, aprende en la misma naturaleza, en respetar la superstición y sus preocupaciones, nacidas y fomentadas por su misma ignorancia; en dibujar el orden de sus impresiones y de sus afectos, que él encumbre y disimula estudiosamente; sus desencantos, producidos por su misma condición social, y esa indolencia que le es habitual, hasta llegar a constituir una de las condiciones de su espíritu; en retratar, en fin, lo más fielmente que me fuera posible, con todas sus especialidades propias, ese tipo original de nuestras pampas, tan poco conocido por lo mismo que es difícil estudiarlo, tan erróneamente juzgado muchas veces, y que, al paso que avanzan las conquistas de la civilización, va perdiéndose casi por completo. [leer más]



GAUCHO MARTIN FIERRO

Lea la nota completa en:

http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/organizacion_nacional/jose_hernandez_y_su....php

Boludo, pelotudo, necio y cínico

lunes, 3 de noviembre de 2008


EN MI VIEJO BLOG

SÓLO POR HOY


Boludo, pelotudo, necio y cínico



Por Carlos D. Pérez *

Me he permitido distinguir una secuencia tipológica de categorías que solemos mezclar sin rigor. Cuatro palabras, cuatro perfiles, cuatro riesgos, cuatro desafíos.

Boludo



En un mundo donde, por poner un número, a partir de los tres años de edad no hay inocencia, el boludo es una excepción. Le han crecido, aunque ignora para qué; absorto en su rigurosa idiotez, ve sin mirar las venturas y desventuras que lo circundan.

El apelativo suele emplearse como insulto, pero el boludo nos produce una secreta envidia, porque nos sabemos no inocentes y nos gustaría serlo. Por esta razón a veces le adosamos un especial calificativo, cuando decimos de alguien que es un “boludo alegre”. Y no es cierto, no es alegre, porque en la carrera de los boludos se distrae escarbándose el ombligo y, por boludo, no gana. También hay sabios que lo hacen y abandonan carreras, pero a sabiendas. ¡Freud mío, esto de la boludez, que parecía tan simple, se me está complicando! Lo soluciono de modo lacónico: el boludo no puede ser feliz porque ignora la felicidad; no me pregunten por qué, no podría responder, no trato de hablar de esa esquiva sensación. El goce del idiota me es ajeno como a cualquier no boludo, a menos que... Cuando los boludos tomen la palabra quizá podamos enterarnos de algo más, pero entonces serán tan vulgares como cualquiera de nosotros.

Sucede que asociamos a esa condición la idea de felicidad paradisíaca, formados como estamos por la Biblia, ya que el boludo alegre por antonomasia fue Adán, antes de que Eva apareciera en su horizonte y, con ella, la conciencia dilemática del ser sexuados. Y al perder la inocencia también perdieron el Paraíso. Cuando la vida nos pesa, añoramos esa antelación. Lo supo el político más hábil que tuvo la humanidad: poniendo del revés la secuencia ante la masa de acólitos, colocando el Paraíso como afortunado destino, dicen que dijo en un sermón: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

Pelotudo





Reducido a una frase, sería como decirle a alguien: “No te hagas el boludo, ¡pelotudo!”. Roberto Fontanarrosa, en célebre intervención en un Congreso de la Lengua, distinguió en “pelotudo” un énfasis especial; para continuar la línea fontanarroseana, agrego que “boludo” carece de énfasis. El pelotudo no tiene derecho a la ignorancia, estratagema a veces hábil que este personaje esgrime como salvoconducto.

Al decirse aquello de “sólo sé que nada sé y por eso algo sé, que nada sé”, Sócrates instaló el dispositivo de su filosofía, y cuando en un destello de lucidez alguien exclama ¡pero si soy un pelotudo!, instantáneamente se vuelve filósofo, y si no lo hace por sus propios medios debiera agradecer a quien ejerza la mayéutica socrática desenmascarando su pelotudez. Por algo se empieza; aquel griego nos enseñó que es el modo de empezar.

Necio




El necio, en cambio, es un obcecado con su pelotudez. Incapaz de conciencia socrática, convierte la banalidad en creencia y declama pelotudeces como verdades consagradas, a riesgo de cometer estragos. Mientras el pelotudo es inofensivo, el necio ofende, pero si le discutimos corremos el riesgo de colocarnos en posición simétrica, ventilando secretas necedades; en esto encuentro la inteligencia del refrán que contrapone oídos sordos a palabras necias.

Cuando la convicción del necio adquiere mayor relevancia, desemboca en el fanatismo. Fanático es quien, enarbolando como cualidad su propia limitación, apunta a la militancia social. La necedad es personal, el fanatismo ama lo masivo. Hitler, con su creencia fanática en la superioridad de la raza aria, fue un necio que congregó multitudes. Porque el necio libra con unción su guerra individual, pero llegado al fanatismo se embandera con su “causa” e incita con sus argumentos. No sé si el necio, sobre todo el fanático, muere por su bandera, pero es capaz de matar por ella.

Cínico



A diferencia del necio, el cínico es hábil; eso lo convierte en adversario difícil. Sin ignorar las limitaciones de su posición pero diestro en retórica, su meta es convertirnos en necios. Si el necio suele provocar ese efecto de modo involuntario, para el cínico es deliberado; no hay cínico sin un coro de necios, su estrategia los necesita. Muchos de los “comunicadores sociales”, ni qué decir los políticos, son cínicos que cultivan la necedad de sus seguidores. Y cuando los necios creen estar al comando de una creencia, los cínicos celebran.

¿Podríamos aspirar a una sociedad sin este cuarteto tipológico? Sería la sociedad perfecta, pero es impracticable. Somos humanos y por serlo no estamos exentos de lo antedicho, aunque tampoco estamos impedidos de advertir que día a día nos movemos entre una caterva de boludos, pelotudos, necios y cínicos, a menudo como uno más del conjunto; entonces nos despabila un tiempo de despertar y nos preguntamos: “Pero, entonces, ¿qué soy?”. No es poca cosa esa pregunta que los boludos ignoran, los pelotudos resisten, los necios niegan, los cínicos gambetean.

* Psicoanalista. Fragmento de Tiempo de despertar, de próxima aparición (ed. Planeta).

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República Argentina
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Colaboración de Susana Ilari 

ACTUALIZACIÓN 

Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe:

boludo, da

  1. adj. y s. amer. vulg. Tonto, necio:
    mirá que sos boludo vos.
boludo en Inglés

English:
arsehole - stupid person - twat - arse - shithead - tosser - buster



BOLUDO EN FRANCÉS

Diccionario Espasa Grand: español-francés français-espagnol © 2000 Espasa-Calpe:

boludo, a

 m, f amer fam con m, conne ƒ



BOLUDO EN PORTUGUÉS

Gran diccionario español-portugués português-espanhol © 2001 Espasa-Calpe:

boludo, a [bo'luðo, aadj & m, ƒ amer vulg (gilipollas) idiota, imbecil






“Boludo” se convirtió en un argentinismo


PUBLICADO EN DIARIO POPULAR

Fue incluido como uno de los términos más autóctonos de la Argentina, para conformar el Atlas Sonoro que se elabora en el marco del VI Congreso Internacional de la Lengua Española

La proposición vino por parte del poeta Juan Gelman, quien definió a esta palabra como "un término muy popular y dueño de una gran ambivalencia" que ha venido perdiendo el sentido insultante "pues referencia a una persona tonta, estúpida o idiota" a la vez que se emplea "entre amigos, casi como un comodín de complicidad", por lo que demuestra las distintas acepciones.

Eligieron “boludo” como la palabra más representativa de Argentina

PUBLICADO POR rosario3.com



el "boludo" es emblema nacional

• La palabra fue elegida por Juan Gelman en el VI Congreso de la Lengua

publicado por ÁMBITO FINANCIERO



Por: Marcelo Zapata


Como el ceibo y el ombú, la Argentina tiene desde ayer otro emblema en el mundo, el "boludo". Debieron pasar muchos años para que la Real Academia le concediera a tal vocablo, y a instancias del ganador del premio Cervantes Juan Gelman, tamaño honor. Ocurrió en Panamá, en el VI Congreso Internacional de la Lengua Española, donde notables personalidades literarias de Hispanoamérica se reunieron para conformar un "Atlas sonoro", homenaje a la diversidad del español, que reuniera las palabras más definitorias, o "identitarias" como se dice ahora, de cada uno de sus países.

Las reacciones, como se observó en las redes sociales, oscilaron entre la indignación y el aplauso. ¿Por qué una única persona, que además hace años no convive con el habla de los argentinos, determina cuál debe ser esa palabra representativa? Otros cuestionaban el carácter urbano y poco federal del "boludo", proponiendo en cambio la más extendida interjección "che", convertida además en todo el mundo en símbolo político.

En todo caso, la mera praxis lingüística puede indicar que, en el doble vocativo "che, boludo", el primero de los términos puede faltar, pero nunca el segundo. También el habla demuestra su valor de cambio, ya que es capaz de reemplazar en la conversación coloquial -sobre todo entre adolescentes y con su forma apocopada "bolú- cualquier nombre de pila. Es la muletilla de bandera.

En el diccionario de la RAE la palabra ya tenía entrada, aunque con su única ocurrencia de adjetivo (es decir, los académicos españoles aceptaban hasta ayer la existencia de un "gilipollas" pero no de un "boludo" sustantivado, ni con sus múltiples subadjetivaciones "a cuadros", "a rayas", etc.). Del mismo modo, la RAE restringía su significado al de "persona que tiene pocas luces o que obra como tal", cuando su asombrosa riqueza semántica es directamente proporcional al empobrecimiento del vocabulario corriente. Como un vampiro del idioma, el "boludo" rioplatense se adueñó de incontables expresiones para definir al tonto, al otario, al pastenaca, al gilún, etc., y, contrario sensu, también aglutinó palabras que indiquen camaradería, amistad, afecto. Y hasta amor: ¿quién no oyó aquello de "Dame un beso, boludo(a)"?

A diferencia de otras expresiones despectivas, sobrevivió incólume a las temperaturas sociales de distintas épocas. Hoy hay vocablos que, por ofensivos, no podrían emplearse más, pero el "boludo" es capaz de atravesar cualquier barrera. Ni a María José Lubertino se le ocurriría proponer su reemplazo, al estilo de la RAE, por "persona de lucidez diferente", o "mentecato originario". Y, pese a su alusión directa a los testículos (vínculo que ni la Academia Porteña del Lunfardo pudo alguna vez fundamentar con seriedad), también excede la diferencia de géneros. Damiro Sáenz ya le había dado tal categoría hermafrodita en su obra "Las boludas", y hoy no es raro ver escrito su plural como "boludxs".

Cosas de la época, el tango nunca se le atrevió, y sólo fue Nacha Guevara, en su canción de los años del Di Tella, quien le otorgó ese primer pasaporte a la inmortalidad rubricado ayer por la Academia: "Yo, que oscilo entre las dos edades/ a todos les canto las verdades/ El tiempo no tiene nada que ver/Cuando se es boludo/ se es boludo".

Otros países eligieron palabras más extendidas. Panamá se quedó con "sinvergüenza", Uruguay con "celeste" (rara y hasta ñoña influencia del fútbol), México con el más regional "pinche", y Chile, que quiso evitar el "huevón", prefirió a instancias de Antonio Skármeta el excéntrico "patiperro". La opción de Honduras, donde también se emplea el voseo, fue por "pija", exactamente en el mismo sentido que tiene en el Río de la Plata, aunque lo sorprendente es que allí también es verbo.




El mundo virtual es la adicción del siglo XXI

lunes, 14 de septiembre de 2009


EN MI VIEJO BLOG 

SÓLO POR HOY

El mundo virtual es la adicción del siglo XXI




Fernando Mexía



(EFE)



Navegar en Internet, las redes sociales o jugar on-line se han convertido en actividades cotidianas a las que muchos, queriendo estar conectados, terminan enganchados, una adicción que ya se trata en una clínica de los Estados Unidos.



Este excesivo apego a los mundos virtuales, común ya en países asiáticos como Japón, Corea del Sur o China, llamó la atención a un grupo de psicoterapeutas estadounidenses, que decidieron crear el primer centro del país para la desintoxicación de usuarios de nuevas tecnologías, “Heavensfield”. En las instalaciones, situadas en Fall City, cerca de la sede de Microsoft (Estado de Washington), se ofrece un programa denominado “reStart”, que durante 45 días somete a los pacientes a una rehabilitación en la naturaleza, con reintegración a un estilo de vida familiar y tratamiento individual sin acceso a ordenadores.



“El uso de Internet y videojuegos es altamente adictivo, es interactivo, y eleva los niveles de dopamina en el cerebro”, aseguró Hilarie Cash, psicóloga fundadora del centro, quien afirmó que las probabilidades de que una persona se quede atrapada por la red son altas, si uno no se da cuenta del problema y se impone limitaciones. 



El programa, con un coste de 14.500 dólares, abarca desde la adicción a los mensajes de texto, la dependencia a sitios como Twitter, las subastas y compra venta en la red, el uso excesivo de chats, así como la búsqueda compulsiva de información en Internet y los juegos on-line. 



Esta última categoría es una de las más adictivas, especialmente cuando se trata de software de estrategia como el popular World of Warcraft, puesto como ejemplo en la web del centro, donde se recogen los testimonios de algunos usuarios de este pasatiempo. 




En un video, varios jóvenes admiten que lo que empezó como un entretenimiento de una o dos horas al día terminó por convertirse en una necesidad que alteró sus vidas. “Todas las adicciones están acompañadas de una sensación de euforia y la gente quiere volver a ese estado una y otra vez. El cuerpo se habitúa y desarrolla tolerancia, por lo que la persona necesita más y más”, explicó Cash.



El portal de “Heavensfield”, Netaddictionrecovery.com, ofrece un test para conocer hasta qué punto una persona que pasa mucho tiempo conectada a Internet sufre algún trastorno derivado, algo que podrían evidenciar comportamientos como el ansia por pasar más rato en red o descuidar a los seres queridos. Una lista de síntomas entre los que se encuentran la euforia desmedida por asuntos relativos a Internet, desazón cuando no se está conectado, mentir, caída del rendimiento escolar o laboral, alteración del sueño, problemas físicos, y sentimiento de culpa. 



Publicaciones como la American Journal Psichiatry ya advirtieron sobre la necesidad de tomar en serio los excesos del mundo virtual,que deberían ser reconocidos como signos de un desorden clínico. En un editorial publicado en 2008,el doctor Jerald J. Block hacía hincapié en la gravedad de esta “droga” del siglo XXI, que ya ha comenzado a mostrar sus efectos en Asia.



“Después de 10 fallecimientos en cibercafés y un asesinato relacionado con un videojuego, Corea del Sur considera la adicción a Internet como uno de sus asuntos más importantes de salud pública”, manifestó Block. En China, más de un 17 por ciento de los adolescentes está enganchado a la red y se ha puesto en marcha una ley que regula un máximo de tres horas al día para jugar on-line.



En Japón el problema es similar, si bien el país nipón cuenta con un fenómeno autóctono conocido como “hikikomori”, un calificativo que se aplica a los jóvenes que se aíslan físicamente, huyen de las relaciones personales y pasan su tiempo encerrados viendo la televisión, enganchados a videojuegos y a Internet.

El tango, patrimonio de la humanidad

El tango, patrimonio de la humanidad







Alguna vez se dijo que en la Argentina determinadas producciones culturales deben ser reconocidas en el extranjero para que luego sean admitidas aquí. Como para hacer realidad el aforismo que postula que “nadie es profeta en su tierra”, el tango -por ejemplo-, primero fue reconocido en Francia a comienzos del siglo XX. Ahora, el reconocimiento alcanzó mayor escala y llegó desde más lejos, ya que en la reunión de la Unesco en Abu Dhabi fue incorporado a la lista de bienes intangibles que integran el Patrimonio de la Humanidad.



Los historiadores, que no son pocos en este género, aseguran que en la segunda década del siglo pasado el tango adquirió carta de ciudadanía cuando triunfó en París. Recién entonces las clases altas y la clase media en ascenso resolvieron aceptar a esta música, considerada prostibularia -reptil de lupanar la calificó un conocido escritor nacionalista de aquellos años- por las almas bien pensantes de entonces.



En realidad, lo que han hecho los delegados de la Unesco fue simplemente reconocer algo que ya está incorporado a la realidad cultural contemporánea. En los principales países del mundo, el tango despierta altas expectativas. Esta música rioplatense se ha convertido en un producto cultural respetado y en más de un caso admirado. Tanto es así que mientras la música se escucha en Occidente y en Oriente, Buenos Aires es sede periódica de concursos internacionales a los que concurren los mejores bailarines del mundo.



Cuando un periodista le preguntó a un funcionario de la Unesco acerca de los efectos prácticos que tendría este reconocimiento, éste se limitó a responder que ninguno, porque el tango ya es conocido en el mundo, es escuchado y bailado en los puntos más recónditos del planeta.



En la Argentina, el tango es uno de nuestros principales productos culturales de exportación, por no decir el más importante. En reuniones empresarias, diplomáticas o sociales, en cualquier “evento” donde es necesario exponer algo que pertenece indiscutiblemente a la cultura del Río de la Plata, el tango es nuestro más prestigiado y discreto embajador.



Desde un punto de vista económico, el ritmo del dos por cuatro moviliza -sólo en la ciudad de Buenos Aires- alrededor de 650 millones de pesos por año. Las orquestas y grupos musicales que ejecutan el tango se han ampliado y desde hace rato la juventud es una protagonista central. La giras de estos músicos cosechan calurosas adhesiones en el mundo y en todos lados se constituyen grupos que intentan imitarlos.



Desde una perspectiva estrictamente musical, un reconocido comentarista de tango, Américo Tatián, sostuvo que el tango ha aprobado con excelentes calificaciones todas las asignaturas necesarias para ser reconocido como música clásica. Algo parecido podría decirse de la poesía de sus letras, la calidad de sus poetas y la complejidad y encanto de su paso de baile. Esta relación entre música, poesía y baile es otra de las claves que explican la fortaleza de un género que nos enorgullece.


PUBLICADO EN DIARIO EL LITORAL DE SANTA FE




CARLOS GARDEL




FRANCISCO CANARO




ALBERTO CASTILLO




ENRIQUE DISCEPOLO




GOYENECHE




JULIO SOSA




MARIANO MORES




ASTOR PIAZZOLA




ANIBAL TROILO